viernes, 10 de octubre de 2008

La mujer y su satélite

“Un novio para mi mujer” (2008)



Esta es una película todavía en cartel al momento de escribir estas líneas, a diferencia de las que hemos comentado aquí hasta ahora.
Esta comedia romántica tiene muchos elementos a favor, aunque varios críticos de cine más expertos que yo le han señalado errores gruesos. De todos modos, creo que cumple con la función de entretener y contar una historia sin abusar de los clichés. Si usted busca ese cine argentino plagado de simbolismos y mensajes sociales ocultos en la trama (se me vienen a la memoria varios títulos de los 80, apenas recuperada la democracia), este no es el filme donde va a encontrarlo. Aquí estamos en presencia de una película con una narración simple, apuntada a un público amplio, y después de todo ¿por qué no? Si todo fuera cine simbólico esto sería muy aburrido: caviar todos los días cansa, y el gusto está en la variedad.

Adrian Suar es un hombre que ha recorrido un largo camino desde que interpretó a ese personaje querible (“Adrián”, justamente) en “La banda del Golden Rocket”. Metido en los negocios, convertido en empresario, cada tanto se da un tiempito para hacer de actor en alguna película. Aquí encarna a “El Tenso”, un tipo de barrio, que tiene un negocio (creo que una ferretería) y amigos cuarentones como él con los que se junta a jugar al futbol 5. Es un tipo apocado, y aquí viene el problema, cuando conocemos a su mujer: “La Tana”.

Resulta que “El Tenso” y “La Tana” se están por divorciar, y con ese cuadro arranca la película, que va intercalando escenas de la vida conyugal de ambos, con los momentos pasados en la terapia de pareja, cuando ya todo se lo ha llevado el diablo. En esos saltos se nos revela la trama que llevó a ambos a esa situación. Es que “La Tana” es una mujer insoportable: critica todo, está de constante malhumor, y obliga a su marido a oír todo el tiempo las razones por las cuales ella detesta al mundo y a la vida. Pero si “El Tenso” debe sufrirla, la platea goza con la catarata de blasfemias de esta mujer. Atrapada en una abulia constante, “La Tana” escapa de la depresión a través del mal humor, y Valeria Bertuccelli, la actriz que le da vida, consigue un personaje creíble y desbordante que atrapa al público. Creo que es ella la verdadera estrella del filme, haciendo que Suar sea un satélite que gira a su alrededor, lo mismo que la película entera.



El caso es que “El Tenso”, por su apocamiento, no consigue el valor para plantarse ante su esposa y pedirle el divorcio, de manera que concibe una idea singular: hacer que ella de ese paso. Con ese fin contrata a un misterioso personaje que debe enamorarla y llevarla a la infidelidad, hasta el punto de que ella desee abandonar a su marido. Ese personaje lo interpreta “el Puma” Gabriel Goity, en una interpretación tal vez muy breve para su estatura actoral.

La película resultará agradable para muchos de ustedes, por la simpleza de los personajes (inclusive las actuaciones secundarias) y por lugares o escenarios cotidianos con los cuales uno puede identificarse. El personaje de Bertuccelli se roba el filme, en lo agrio de su carácter y en los momentos de dulzura que el personaje inspira.

Para pasar un buen rato, y tal vez hacer un combo de películas de Suar, con este título y “Apariencias” (junto a Andrea del Boca).

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